Análisis de los elementos curativos del teatro.
¿Qué es el teatro?
El teatro, tal y como lo conocemos, es algo más que una expresión artística: es una actividad que implica relacionarse y desarrollar habilidades sociales en personas que presentan sentimientos de soledad, inseguridad y aislamiento social. Hacer teatro es una verdadera terapia para nuestra mente, nuestro corazón y nuestra alma; es una terapia para la vida.
El teatro como instrumento terapéutico ya estaba presente en Aristóteles (384 a.C / 322 d.C) cuando decía que en los teatros griegos se producía una catarsis que purificaba a los pacientes, depuraba los desarreglos morales y curaba las enfermedades del alma. Jacob Levy Moreno(1892/1974), el padre del psicodrama, establece esta forma de actuación como una forma de piscoterapia. Según Moreno, el teatro busca que el hombre se concilie con sus semejantes y por lo tanto consigo mismo y su ser.
Todos aquellos que se atreven a ser actores de forma terapéutica, a través de la interpretación, pueden expresarse más libremente sin temor a ser juzgados, criticados o rechazados. Aunque esta experiencia dramática es ficticia, la experiencia vivida en la representación es real y les permite expresar emociones temidas, cambiar patrones de conducta, o exhibir nuevos rasgos de la personalidad hasta ese momento ocultos. Una vez que todo esto se haya hecho vivencias, aunque sea de modo ficticio, estas nuevas experiencias pueden formar parte del repertorio de la vida real de cada uno.
Características del teatro
Según Moreno el teatro terapéutico tiene muchas características importantes, pero destaca la espontaneidad, elemento que él usaba mucho en sus obras, porque favorece la conexión con el cuerpo, mejorando la expresión corporal, la capacidad de comunicación y en general, la relación con uno mismo. La expresión corporal pobre y la capacidad de comunicación limitada son facetas típicas de las personas con problemas a expresarse y a relacionarse. El teatro por lo tanto, ayuda al crecimiento personal y es una vía para superarse en el día a día y crecer como ser humano.
No hay que olvidar que las funciones terapéuticas del teatro deben su protagonismo fundamentalmente a los espectadores, porque sus aplausos, admiración y reconocimiento van a dar sentido a lo que hacen los actores arriba del escenario. En esa situación el ser humano se siente un interlocutor válido ya que su actividad viene valorada, reforzada y reconocida de forma positiva alimentando así su competencia personal. Por otro lado, esta actividad fomenta la autoafirmación y la autoestima, y sobre todo cubre las necesidades básicas de comunicarse; elemento que casi siempre se merma debido a inseguridades o carencias intrínsecas en la persona.
El teatro y sus usos
El uso del teatro de forma terapéutica supuso un enfoque psicológico muy profundo en el tratamiento de de algunos problemas personales y de conducta del individuo: los mismos actores y actrices arriba del escenario se relacionan con el entorno, cosa que no hacen en su vida diaria; con un entorno que representa una aceptación más que una desconfirmación. Además arriba de un escenario se comienzan a desplegar distintos roles o formas de ser tanto exteriores como interiores. No solo se representa un papel en apariencia, sino que el escenario te obliga a hacer uso de habilidades, estrategias y motivaciones que necesita el personaje, pero que cada uno tiene que sacar de sí mismo y por lo tanto, aprende de ello.
Muchas de las personas que han probado el teatro terapéutico confirman que su calidad de vida a cambiado: el trabajar con compañeros, el ponerse en la piel de otra persona, sentir y solucionar situaciones, les ha servido como aprendizaje para saber qué hacer en su vida; les ha ayudado también a conocerse mejor y a mostrar facetas de su personalidad que siempre estaban ocultas.
Además del trabajo actoral, es importante que el profesor, que en este tipo de actividad terapéutica es más un guía, sepa exactamente ver en cada uno sus bloqueos y necesidades, sabiendo cómo canalizar todo eso arriba del escenario; solo de esta manera el trabajo puede ser realmente efectivo. Por eso mismo es importante que el profesor sea sensible, muy observador y tenga mucha empatía con los alumnos. Una tarea muy delicada pero que a la vez puede dar muchas satisfacciones.
Si sientes que hay algo que te bloquea, que simplemente la rutina del día a día te ahoga, o que los miedos te están pasando factura en tu vida, atrévete a dar este paso y no te arrepentirás. No pienses que no vales para ello, o como no eres actor/actriz, que no es tu lugar… ¡nada más equivocado! Todos podemos hacer teatro: el teatro es la vida misma y todos somos actores en nuestras vidas.
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